LOS
AUTÉNTICOS REYES MAGOS
Yo en particular disfruto
más regalando que recibiendo ¡Normal!... pues aunque nunca he recibido me
imagino que tiene que ser doloroso. Por eso mismo he decidido de hacer un
cursillo de Rey Mago.
Lo primero que intenté fue
buscar una academia que impartiese cursos de reyes.
Resultó difícil de encontrar
pero yo ponía tanto empeño que al final aburrí al Google y no tuvo más remedio
que darme una dirección. Una vez puestos en contacto me dirigí personalmente al
domicilio, me pasaron a un despacho donde debía de rellenar una solicitud con
mis datos personales y entregar la siguiente documentación, título de medio
carajote (para ese requisito no había problemas pues tengo el certificado oficial),
también pedían ser experto en la caza de elefantes y estar operado tres veces
de cadera. Yo alegué que de cacería solo voy en verano y sin salir de mi
habitación los mato bien muertos con el bote de Raid, terminé preguntando: ¿a cuántos
mosquitos fiambres equivaldría un elefante?. Cuando miré la cara del recepcionista
ya supe que no me admitirían pero por si acaso comenté: - Lo de las caderas... ¿no
lo podíamos sustituir por haber tenido los pies planos cuando era chico, una
operación de amigdalitis y dos gripes?
No me aceptaron la
solicitud, salí cabizbajo y en la sala de espera me crucé con un tal Felipe que
esperaba su turno. No lo quise desanimar pero no me quedó más remedio que
decirle: -¡Tú lo tienes crudo picha!
Soy muy cabezón (solo hace
falta mirarme) me negaba a rendirme y aunque me ofrecieron hacer de Cartero
Real yo no tragaba y más sabiendo que a los funcionarios le habían quitado la
paga.
- ¡Si no me dejan se rey me
hago republicano, pero lo de mago lo consigo yo!
Me puse en tono
melodramático e imité a Scarlet O Hara, desde el balcón de mi casa grité a
pleno pulmón: - A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré,
y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de
los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por
testigo que jamás volveré a pasar hambre!
Sé que no venía a cuento
pues me acababa de comer una berza con su pringá ¿pero qué queréis, si se me
antojó en ese momento?
En mi afán de conseguir mi
licenciatura en encantamiento me dediqué a buscar los teléfonos de David Copperfield
y Juan Tamariz, me resultó fácil
localizarlos pues consulté en la red la agenda de Pipi Estrada. Por desgracia
los magos me comunicaron que ellos no se dedican a impartir clases particulares
pero tuvieron la amabilidad de facilitarme varias direcciones de amas de casa
de Puntales recomendándome que eran las mejores haciendo magia intentando que
el sueldo les llegase a finales de mes. ¡Me lo pensé!... pero desistí ya que
bastante les doy el coñazo en Puntales City para además molestarlas ahora en sus tareas
domésticas.
Opté por buscar el juego de
Magias Borrás y me dijeron en el Toysrus con mucha cortesía: ¡Es usted más
antiguo que el Mirinda!
Me quedé "con toa la
cara partía" pero de mi antojo no desistía y mientras Mirindaba en una
cafetería me vino al pensamiento que la varita mágica alegóricamente la tenía
en mis manos y que no tenía que ir al colegio Hogwarts como Harry Potter. Todo
era más simple, la verdadera magia estaba en Puntales City.
Vecinos llenos de generosidad
que dan antes de que se les pida, convencidos de lo que tienen que hacer y lo
hacen. A esto se le llama solidaridad.
Ahora dice el Papa que los
Reyes Magos no eran de Oriente que provenían de Andalucía. Por una sola vez y
sin que sirva de precedente le voy a dar la razón, pues Reyes y Magos de
corazón son los vecinos de mi BARRIO.