lunes, 3 de diciembre de 2012


LOS AUTÉNTICOS REYES MAGOS

Yo en particular disfruto más regalando que recibiendo ¡Normal!... pues aunque nunca he recibido me imagino que tiene que ser doloroso. Por eso mismo he decidido de hacer un cursillo de Rey Mago.
Lo primero que intenté fue buscar una academia que impartiese cursos de reyes.
Resultó difícil de encontrar pero yo ponía tanto empeño que al final aburrí al Google y no tuvo más remedio que darme una dirección. Una vez puestos en contacto me dirigí personalmente al domicilio, me pasaron a un despacho donde debía de rellenar una solicitud con mis datos personales y entregar la siguiente documentación, título de medio carajote (para ese requisito no había problemas pues tengo el certificado oficial), también pedían ser experto en la caza de elefantes y estar operado tres veces de cadera. Yo alegué que de cacería solo voy en verano y sin salir de mi habitación los mato bien muertos con el bote de Raid, terminé preguntando: ¿a cuántos mosquitos fiambres equivaldría un elefante?. Cuando miré la cara del recepcionista ya supe que no me admitirían pero por si acaso comenté: - Lo de las caderas... ¿no lo podíamos sustituir por haber tenido los pies planos cuando era chico, una operación de amigdalitis y dos gripes?
No me aceptaron la solicitud, salí cabizbajo y en la sala de espera me crucé con un tal Felipe que esperaba su turno. No lo quise desanimar pero no me quedó más remedio que decirle: -¡Tú lo tienes crudo picha!
Soy muy cabezón (solo hace falta mirarme) me negaba a rendirme y aunque me ofrecieron hacer de Cartero Real yo no tragaba y más sabiendo que a los funcionarios le habían quitado la paga.
- ¡Si no me dejan se rey me hago republicano, pero lo de mago lo consigo yo!
Me puse en tono melodramático e imité a Scarlet O Hara, desde el balcón de mi casa grité a pleno pulmón: - A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a pasar hambre!
Sé que no venía a cuento pues me acababa de comer una berza con su pringá ¿pero qué queréis, si se me antojó en ese momento?
En mi afán de conseguir mi licenciatura en encantamiento me dediqué a buscar los teléfonos de David Copperfield y  Juan Tamariz, me resultó fácil localizarlos pues consulté en la red la agenda de Pipi Estrada. Por desgracia los magos me comunicaron que ellos no se dedican a impartir clases particulares pero tuvieron la amabilidad de facilitarme varias direcciones de amas de casa de Puntales recomendándome que eran las mejores haciendo magia intentando que el sueldo les llegase a finales de mes. ¡Me lo pensé!... pero desistí ya que bastante les doy el coñazo en Puntales City para  además molestarlas ahora en sus tareas domésticas.
Opté por buscar el juego de Magias Borrás y me dijeron en el Toysrus con mucha cortesía: ¡Es usted más antiguo que el Mirinda!
Me quedé "con toa la cara partía" pero de mi antojo no desistía y mientras Mirindaba en una cafetería me vino al pensamiento que la varita mágica alegóricamente la tenía en mis manos y que no tenía que ir al colegio Hogwarts como Harry Potter. Todo era más simple, la verdadera magia estaba en Puntales City.
Vecinos llenos de generosidad que dan antes de que se les pida, convencidos de lo que tienen que hacer y lo hacen. A esto se le llama solidaridad.
Ahora dice el Papa que los Reyes Magos no eran de Oriente que provenían de Andalucía. Por una sola vez y sin que sirva de precedente le voy a dar la razón, pues Reyes y Magos de corazón son los vecinos de mi BARRIO.

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