¡LAS CASTAS QUIEN
NO!
Ayer resultó un día duro por la muerte de un amigo pero hoy
no me queda más remedio que colocarme la llave en esta cabeza mía de hojalata
para hacerla girar y girar, que se muevan los engranajes, que enrollen la espiral
y que nos ayude a seguir avanzando por esta vida en la que nos tocó compartir
penas y alegrías.
Quizás sea el momento más oportuno para recapacitar y darnos
cuenta que pudiendo hacer de nuestra existencia un tiempo sublime, nos
empecinamos en martirizarnos, fustigarnos y portar cilicios que nos hagan daño
con la ruin promesa de que al final de nuestros días obtengamos un regalo
divino ¡Por dios!... Esto es como la tómbola que consta que te regalan el
"perrito piloto" cuando en papeletas ya te has gastado para haber
comprado el perro piloto, la moto con el seguro a todo riesgo, el casco y la
plaza de garaje.
¿Que a qué viene esto?... ¡pues a algo muy sencillo!. Resulta
que yo como todo loco me creo que tengo un don sobrenatural, y el mío es
meterme en el pensamiento de los demás... ¡Aclaro!... no de todos, si no de
aquello a los que aprecio y que sois todos vosotros.
Leo en vuestra mente que estáis deseando de volver a veros y
charlar, conversar e incluso llegar a contar aquellas mentiras que ya con el paso
del tiempo las dimos por verdades tan irrefutables que de variarlas tendrían
evidentemente un efecto tan negativo para nuestra historia que mejor no
discutirlas.
Esto sería como volver a escuchar en la sinfonola de Joaqui
el "Hoy tengo ganas de ti" de Camilo Sesto, pero al parecer nos
cuesta ser el impulsor de esa iniciativa pensando en el ¿qué dirán?... con lo cual
tenemos que volver a casa de Joaqui, echar una moneda y seleccionar a Raphael
para que nos importe tres carajos...
Digan lo que digan,
digan lo que digan,
digan lo que digan los demás.
No quiero que vuelva a suceder lo mismo que con Manolín Núñez,
que pasamos dos años invitándonos y nunca nos tomamos esa cerveza (aunque me la
sigue debiendo). Por este motivo y sin más pretensiones me gustaría que alguien
tomase la iniciativa para reunirnos una noche, en el barrio, al borde de la
bahía, donde la mar habla contra las "pieras", sin orquesta ni organización,
donde solamente hablen corazones y recuerdos entre tintos de veranos, mandando
al carajo al azúcar y al colesterol.
¿A que no es difícil?.... ¡PUES VÁMONOS!