jueves, 27 de junio de 2013

¡LAS CASTAS QUIEN NO!

Ayer resultó un día duro por la muerte de un amigo pero hoy no me queda más remedio que colocarme la llave en esta cabeza mía de hojalata para hacerla girar y girar, que se muevan los engranajes, que enrollen la espiral y que nos ayude a seguir avanzando por esta vida en la que nos tocó compartir penas y alegrías.
Quizás sea el momento más oportuno para recapacitar y darnos cuenta que pudiendo hacer de nuestra existencia un tiempo sublime, nos empecinamos en martirizarnos, fustigarnos y portar cilicios que nos hagan daño con la ruin promesa de que al final de nuestros días obtengamos un regalo divino ¡Por dios!... Esto es como la tómbola que consta que te regalan el "perrito piloto" cuando en papeletas ya te has gastado para haber comprado el perro piloto, la moto con el seguro a todo riesgo, el casco y la plaza de garaje.
¿Que a qué viene esto?... ¡pues a algo muy sencillo!. Resulta que yo como todo loco me creo que tengo un don sobrenatural, y el mío es meterme en el pensamiento de los demás... ¡Aclaro!... no de todos, si no de aquello a los que aprecio y que sois todos vosotros.
Leo en vuestra mente que estáis deseando de volver a veros y charlar, conversar e incluso llegar a contar aquellas mentiras que ya con el paso del tiempo las dimos por verdades tan irrefutables que de variarlas tendrían evidentemente un efecto tan negativo para nuestra historia que mejor no discutirlas.
Esto sería como volver a escuchar en la sinfonola de Joaqui el "Hoy tengo ganas de ti" de Camilo Sesto, pero al parecer nos cuesta ser el impulsor de esa iniciativa pensando en el ¿qué dirán?... con lo cual tenemos que volver a casa de Joaqui, echar una moneda y seleccionar a Raphael para que nos importe tres carajos...
Digan lo que digan,
digan lo que digan,
digan lo que digan los demás.
No quiero que vuelva a suceder lo mismo que con Manolín Núñez, que pasamos dos años invitándonos y nunca nos tomamos esa cerveza (aunque me la sigue debiendo). Por este motivo y sin más pretensiones me gustaría que alguien tomase la iniciativa para reunirnos una noche, en el barrio, al borde de la bahía, donde la mar habla contra las "pieras", sin orquesta ni organización, donde solamente hablen corazones y recuerdos entre tintos de veranos, mandando al carajo al azúcar y al colesterol.
¿A que no es difícil?.... ¡PUES VÁMONOS!


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