sábado, 16 de noviembre de 2013

INSISTIENDO EN LA PROLONGACIÓN DE LA CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO I
El primer conflicto entre Tartiessos y fenicios surgió como pasa "en to los laos" cuando se metió de por medio la religión. Pues llegó del seminarium un sacerdote muy cabrón y nos quiso imponer a sus dioses eliminando nuestra devoción por Lukastrón. Como era de esperar el barrio de Puntales se reveló y contestó al gachó... ¡UN MOJÓN! ¡A NUESTRO LUKAS YA NO LO TOCA NI SU SANTA!
Mosqueado con el barrio, aquel sacerdote que se le quedó por mote SO-CERDOTE, en las fronteras del arrabal construyó un templo para el dios Astarté y otro para Melkart (conocido también como Melkardona) dioses burgueses que solo velaban por sus propios intereses y les importaba un auténtico Karajotrón lo que le ocurriese a los más humildes de la población. De esta forma los templos formaron una especie de amurallamiento que le impedía al barrio su crecimiento. Acabaron con los terrenos de caza y pastos, ya que tras apropiarse de Loreto y del Campillo impidieron que pastasen las vacas de Pepe, que los niños cogieran ranas, que Aniceto cazara jilgueros y tórtolas, que los pavos de Manolo a la hora de comer dijesen: - ¡Manolo! ¡a mí!... ¡Manolo! ¡a mí!, que florecieran los grandes cultivos de vinagretas. Por lo que muchos descendientes de puntaleños tuvieron que coger las pateras y poner rumbo a la isla de Antípolis (actual San Fernando) La traducción del nombre es evidente, eran anti sistemas y no querían saber nada con la policía.
La población viendo como sus herederos estaban condenados a la emigración por culpa de aquel religioso falto de ética y afín a Wert. Convocaron una asamblea clandestina en el escalón de Caritus de donde sin ninguna pretensión surgió por votación popular la primera guillotina.
Pepum Blas era el nombre sacerdotal del buitre y villano, Solo aparecía por el barrio en campaña electoral o los viernes antes del pleno municipal para afeitarse en la barbería de Diegun Varillas. Diegun, baberum, falmencum, torerum y gran aficionado a la media limeta (medida fenicia de capacidad vinícola) tenía un pulso firme y seguro, siempre que su estómago tuviese la proporción adecuada de fino arroyuelo.
El viernes de auto se declaro la ley seca en el barrio, con lo que Diegun no consiguió su pócima mágica y cuando llegó Pepum Blas el pulso del barbero temblaba más que la mano de un adolescente viendo una película porno. Tras afilar la navaja y enjabonar la cara de Pepum Blas, Diegun viajó en la máquina del tiempo y convirtiéndose en Freddy Krueger su navaja aserradora destrozó el gaznate sacerdotal... ¡Y al carajum Pepum Blas!
Mientras el declive de Gadir como ciudad fenicia comenzó tras la elección como regidora de la ciudad de Teófilam Oxigenada, Puntales continuó luchando contra vientos, mareas, huracanes y tifones, porque las gentes de este barrios tenían más cojones que todas las vacas de Tomás.

Aquí me voy a parar para no hacerme muy "jartible", en horas o días la historia continuará.

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