INSISTIENDO EN LA
PROLONGACIÓN DE LA CONTINUACIÓN DEL CAPÍTULO I
El primer conflicto entre Tartiessos y fenicios surgió como
pasa "en to los laos" cuando se metió de por medio la religión. Pues
llegó del seminarium un sacerdote muy cabrón y nos quiso imponer a sus dioses
eliminando nuestra devoción por Lukastrón. Como era de esperar el barrio de
Puntales se reveló y contestó al gachó... ¡UN MOJÓN! ¡A NUESTRO LUKAS YA NO LO
TOCA NI SU SANTA!
Mosqueado con el barrio, aquel sacerdote que se le quedó por
mote SO-CERDOTE, en las fronteras del arrabal construyó un templo para el dios
Astarté y otro para Melkart (conocido también como Melkardona) dioses burgueses
que solo velaban por sus propios intereses y les importaba un auténtico
Karajotrón lo que le ocurriese a los más humildes de la población. De esta
forma los templos formaron una especie de amurallamiento que le impedía al
barrio su crecimiento. Acabaron con los terrenos de caza y pastos, ya que tras
apropiarse de Loreto y del Campillo impidieron que pastasen las vacas de Pepe,
que los niños cogieran ranas, que Aniceto cazara jilgueros y tórtolas, que los
pavos de Manolo a la hora de comer dijesen: - ¡Manolo! ¡a mí!... ¡Manolo! ¡a
mí!, que florecieran los grandes cultivos de vinagretas. Por lo que muchos descendientes
de puntaleños tuvieron que coger las pateras y poner rumbo a la isla de
Antípolis (actual San Fernando) La traducción del nombre es evidente, eran anti
sistemas y no querían saber nada con la policía.
La población viendo como sus herederos estaban condenados a
la emigración por culpa de aquel religioso falto de ética y afín a Wert.
Convocaron una asamblea clandestina en el escalón de Caritus de donde sin
ninguna pretensión surgió por votación popular la primera guillotina.
Pepum Blas era el nombre sacerdotal del buitre y villano,
Solo aparecía por el barrio en campaña electoral o los viernes antes del pleno
municipal para afeitarse en la barbería de Diegun Varillas. Diegun, baberum,
falmencum, torerum y gran aficionado a la media limeta (medida fenicia de
capacidad vinícola) tenía un pulso firme y seguro, siempre que su estómago tuviese
la proporción adecuada de fino arroyuelo.
El viernes de auto se declaro la ley seca en el barrio, con
lo que Diegun no consiguió su pócima mágica y cuando llegó Pepum Blas el pulso
del barbero temblaba más que la mano de un adolescente viendo una película
porno. Tras afilar la navaja y enjabonar la cara de Pepum Blas, Diegun viajó en
la máquina del tiempo y convirtiéndose en Freddy Krueger su navaja aserradora
destrozó el gaznate sacerdotal... ¡Y al carajum Pepum Blas!
Mientras el declive de Gadir como ciudad fenicia comenzó tras
la elección como regidora de la ciudad de Teófilam Oxigenada, Puntales continuó
luchando contra vientos, mareas, huracanes y tifones, porque las gentes de este
barrios tenían más cojones que todas las vacas de Tomás.
Aquí me voy a parar para no hacerme muy "jartible",
en horas o días la historia continuará.
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