jueves, 14 de noviembre de 2013

CONTINUACIÓN DE LA PROLONGACIÓN DEL CAPÍTULO I
Los fenicios tenían gran fama de comerciantes, pero Cototo y Mangano se declinaron más por el mundo de las artes. Eran grandes artistas contando leyendas del mar pero solo se les vio doblar el espinazo sentándose del revés en una silla de tijeras. Su única relación con el comercio es que nunca se les vio moverse de la puerta de Ataulfo.
Ataulfo fue un montañés que se adelantó a los romanos y a un tal rey llamado Alfonso X  para algunos "el sabio" y para otros "el torpe" (dependiendo si fuesen o "nó" bufones de la corte o republicanos).
El santanderino fue lo contrario al "Probe Miguel", mientras este último era feliz en la montaña, Ataulfo se sentía dichoso bajo las columnas del Templo del Techillo (Templo de Lucastrón) y este si era un auténtico comerciante. No pudo con él ni el economato de Astilleros.
Atraídos por el floreciente comercio de ultramar arribaron al barrio otro "puñao" de comerciantes, originarios del mismo lugar de Ataulfo pero que lo hicieron previo paso por Cartago, ciudad fenicia al norte de África donde les tocó hacer la mili. Más tarde Cartago se sustituyó por Cartagena donde los Fenicios de infantería tuvieron que pasar por la "piera" y jurar bandera. Entre estos comerciantes estaban: Cesar, Marcelinus, Fernandus, Alejandrus.
El florecimiento del barrio provocó intercambios culturales, y como los vecinos de Puntales nacen donde a sus madres les "sale del coño"... ¡nunca mejor dicho!. Aparecieron carboneros como Luis, vaqueros como Pepe, estanqueros como un tal Aragón, aunque verdaderamente ese apellido era de camuflaje pues era de Chiclana ya de Zaragoza no traía ni el cachirulo. Pepe el del Bahía, Antonio el de la Farmacia, Guillermo en una frutería al igual que el Chiclanero y el Pericueto, el puesto de Pedro, la recova de Elvira, la farmacia de Antonio y la droguería del Cabeza, el puesto de Manolo y Mercedes donde se compraban los polos de Casera con sabor a pescado con guarnición de escamas sobre una base de pelo de gato (fueron los comienzos de la cocina de diseño), el de Valdomero (por sus andares llamado el Virginiano) y que al igual que él te vendía los comboys cojos. Y entre los más destacados Joaky que consiguió enlatar timbales y flautas dando un ambiente musical al barrio Tartiesso-fenicio del Puntal. Con bastante posterioridad y en otras culturas futuras daremos cuenta de Maxi y Frasca, madre de nuestro dios patrón.

De momento espero que os quedéis contentos con esta prolongación. Mañana ya veré si continuo con el uno o ya pasamos al capítulo II.

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