domingo, 27 de octubre de 2013

Acordes de vida

Soy como soy y no lo puedo evitar. De profesión políticamente incorrecto y cuando me sacan los pies del tiesto armo la de San Quintín, a las buenas un ángel y a las malas un diablo. Pero a nadie voy con engaños ya que tengo una cara tan particular que no tiene músculos para gesticular aquello que no siento, aunque también sé pedir perdón ya que aunque mi razón esté trastornada no puedo dejar de reconocer que mi signo es libra y en la balanza tendré tantos fallos como aciertos.
Me gusta recordar los sueños ya que muchas veces en ellos descubro al que verdaderamente soy, o más bien sería en el caso de que en esta vida no existiesen tantos tabús, ni justicias adoctrinadas, ni salvadores de ovejas en redil. ¿Quién no se enfrenta en los sueños a los monstruos que lo atormenta?... ¿quién no se sintió morir?... ¿quién no mató?... ¿quién no gozó de un desliz sabiéndose adúltero?
Pero esto solo te lo permites en alucinaciones de cama o sofá, cuando tu mente galopa a rienda suelta y es tan fuerte la historia que al despertar te pones tu piel sintiendo escalofríos e incluso te atormentas y sudas de remordimiento porque tu imaginación si previo aviso hizo que vivieras ilusiones utópicas que de otra manera serías incapaz.

Estando despierto nadie es capaz de explicar en todo momento sus verdaderos sentimientos, a no ser que quieras que te tomen por loco y por consiguiente pienso que la vida es como el teatro, una pura falsa. Pero como esto es lo que nos ha tocado habrá que seguir actuando aunque graven las entradas con el 21% para que los cuerdos vengan al espectáculo.

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