martes, 6 de agosto de 2013

Y dicen los cabrones... ¡Porque "el Luis" no era el único cabrón!... ¿Qué los españoles vivíamos por encima de nuestras posibilidades? Yo lo único que he vivido por encima de un tercero y porque mi piso es un cuarto.
¿Qué cuento nos quieren vender?... ¡Ni qué yo todos los días tuviese reserva en el Bulli!... ¿Qué ya no existe?... ya sabía yo que el Ferraz terminaba por envenenar a algún pringao con tanto invento raro.
¡Vamos a ver! yo llevo toda la vida comprando en el congelado de la esquina donde te venden tilapia por dorada y que ni la pez que la "paríó" sabe qué tipo de "pescao" es. Que en la publicidad me harto de buscar las ofertas más que al gilipollas de Wally y su jersey de rallas. Al pan yo nunca le junto aceite de oliva virgen, me da igual que las aceitunas sean putas y ateas mientras que me lo dejen más baratito. Y si es final de mes lo que le dejo caer a las tostadas son dos lágrimas para darle un toque de salino.
¿Por encima de nuestras posibilidades?...¡Ni qué esto fuese una película de las de antena 3! en las que América aparece como Sotogrande pero todavía más grande... ¡qué pedazos de casas!. Si la mía es como la mitad de una de esas cocinas y allí vivíamos el matrimonio, los niños, la suegra, el perro y un pollo que teníamos en el congelador desde hacía siete años que lo compramos en una oferta y con el tiempo mis hijos le cogieron cariño y ahora decían que les daba pena comérselo, le pusimos Pío. Ya sé que no nos calentamos mucho los cascos para ponerle nombre al pollo, pero de todas forma aunque le hubiésemos puesto Maximiliano, el pollo no nos hacía ni el más puñetero caso. La única ventaja es que al igual que a los niños, también lo metía en la declaración de la renta y me desgravaba un pico.
Yo soy de los que tengo los pies en el suelo, pues me acaban de robar las chanclas en la playa pero tengo una claridad de ideas  fuera de lo normal y donde pongo el ojo... provoco un incendio ya que con mi miopía concentro el punto focal mientras estoy divagando en múltiples pamplinas y el sol pasa a través de mis gafas aumentando la temperatura en dicho punto hasta originar la pertinente llamarada. Ya para meditar tengo una orden de alejamiento de los bosques y gasolineras.
Ya es hora de buscar nuevas medidas de presión que sean efectivas ¿de que nos valen las manifestaciones si encima nos hartan de palos?
Para empezar comenzaría acojonando a la Merkel ¿qué cómo?...
Un autobús, cincuenta plazas, entre seis millones, ciento veinte mil autobuses, dieciocho millones de bocadillos, doce millones de botellas de agua de litro y medio. En poco más de dieciocho horas en las oficinas del paro de Berlín, todo el mundo con el DNI en la mano y cuando le pregunten ¿Deutsch wissen? que todos contesten: ¡Ya, ya!... y no estarán mintiendo puesto que lo único que confirman es que no tienen de idea de alemán pero que... ¡ya, ya lo aprenderán!
Del tirón ya le hemos colocado a la "caraculo" seis millones de parados y hemos generado en nuestro país empleos en panaderías, embotelladoras de aguas, fábricas de mortadela, conductores, empleados de gasolineras. Y el gasto sería nulo, simplemente con rescatar un 0,01% de los sobres que repartió "Luisito".
Otra solución sería para el tan machacado sector de la construcción. ¿Cuántos de nosotros de corta estatura, tanto en altura como en picha, no terminamos meándonos en los pantalones cuando entramos en un servicio público?
Solución: reclamación por escrito en todas las grandes superficies para que los urinarios los bajen al menos quince centímetros, recogida de firmas para que en el congreso se haga ley.
Contando que nuestro país es el que más bares y centros comerciales tiene por metro cuadrado, los alicatadores y fontaneros tendrían la pensión asegurada.
La alcaldesa de mi ciudad comenta que es de origen santanderina aunque a mí me parezca que es de raza china pues tiene en el pezcuezo más arruga que un shar-pei. Yo le pediría que tuviese un buen gesto con Cádiz y donase su piel para reconvertir el sector naval en una macro fábrica de panderetas.
Aquí seguiré pensando, pero que sepáis que... ¡SÍ SE PUEDE, SÍ SE PUEDE...




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