domingo, 21 de julio de 2013

De los cuarenta para arriba...

No puedo negar que tengo un cuerpo escultural, el problema es que mi creador en vez de Miguel Ángel fue Botero. Aunque me digan que eso es genético yo estoy convencido de que una de las pastillas que tomo es la que me hace engordar.
Han pasado dos días desde que fui al psiquiatra y le expliqué lo que me ocurría, él tras afirmar con gestos de cabeza tomó el bolígrafo y comenzó a escribir.
- ¡Paco, yo creo que el problema me lo origina la Mirtazapina!
Continuaba escribiendo y afirmando al mismo tiempo, que para eso los psiquiatras tienen un don especial. Cuando finalizó de escribir me extendió el papel y yo pregunté:
-¿Qué?... ¡me has cambiado el tratamiento!
-¡Efectivamente!... pero en vez de ir a la farmacia ve a la ferretería de la esquina y le das este papel. Las cadenas y los candados se los pones al frigorífico y las llaves se las entrega a tu mujer ¡Y por cierto!... las pastillas te las tomas con agua y no con pan.
Mi psiquiatra es una eminencia... ¡Qué arte tiene el HIJO PUTA!
El problema de todo esto lo trae el que la sanidad sea gratuita. Yo antes no tenía de ná, hasta que un día le dio a my mujer por decir que a partir de cierta edad es necesario de que nos vea el médico.
Yo no iba por el ambulatorio desde que era el cine Brunete y fui a ver Espartaco. Tanto es así que cuando llegué en vez de pedir cita pedí una entrada y un paquete de pipas.
Una vez que me presenté a mi doctora de cabecera me perdí... se puso a rellenar la petición de la analítica como la que hace una quiniela. Colesterol-Triglicéridos X, Glucemia-VCG X, Urea-Transaminasas X... Yo le dije: - Si se juega el Jamón-Mortadela, me hace Usted el favor de ponerle un uno.
A la semana cuando fui a por lo resultados entré en la consulta y la doctora estaba acompañada de un empleado del Ocaso, dos monaguillos con cirios encendidos y un cura con estola morada.
Yo la verdad que de momento no me percaté de la situación, en lo único que tuve precaución fue en pedir que en el caso de que me fuese a reconocer, si el cura era director de salesianos que pusiese las manos donde yo las viese o saliese del aposento.

Desde aquel momento mi vida se convirtió en un tormento y terminaré por ser un muerto muy saludable.

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