domingo, 12 de mayo de 2013


¡TESQUI YA, FERRAN ADRIA!

Aunque mi Santa sea una Santa  (valga la redundancia) yo soy de la opinión que ante dos huevos fritos con "papas"... cómo al Yuyu, no me importa que me llamen cabrón.
Qué me gusta redoblar con dos migajones de pan sobre esa yema amarilla y su mijita de sal, hasta que la hago estallar provocando el aborto del pollo sin tenerle que dar explicaciones a un juez, ni a la gallina la pastilla del día después.
Es una conjunción de planetas lo que se produce en el paladar cuando esa mezcla placentera acompañada de su papa frita  hace su aparición a las puertas del palacio de la boca. Suenan las trompetas que anuncian su llegada soltando el viento que alivien el ardor de esa pareja de amancebados. Chirrían las bisagras de los maxilares para abrir esos labios carnosos creando la puerta de entrada desde donde surge una lengua a modo de alfombra roja al estilo Hollywood, por donde pasearán cogidos de la mano luciendo la yema una bata de cola blanca como la espuma, rematada con unos encajes dorados salidos de las manos certeras de una noble espumadera que va enhebrando el hilo de un aceite en los talleres de la sartén.
¡Abrid paso al placer de las cosas sencillas! que por ser huevos con papas no hay que desmerecer y si sencilla ha de ser llevando la misma mezcla pero con algo más de papas, ¿qué decirle a la tortilla? ...¡GUAPA, GUAPA Y GUAPA!

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