lunes, 8 de abril de 2013


IMÁN
CAPÍTULO VI
Mi hermano es partidario de cortar por lo sano, por lo que comenzó con la pedicura y terminó rapándolo al cero. Le cambió la imagen a Imán de tal manera que cuando quiso volver a charlar con el jilguero este le dijo:
-¡Piopiopio pío, pío piopá!
Que traducido resulta.- "Tesquí alcaraho chavá, que yo no te conosco de ná"
Imán ponía gran afán en hacer amistades y se enrollaba con cualquiera ya en la cola del pan, en la parada del autobús, en la caja del mercadona, en una sala de espera, en una habitación de Bornos o en una cocina de Villamartín. Aprovechaba cualquier ocasión para entablar conversación, dando su opinión de maestro Liendres con lo que se hacía más jartible que El Cantar del mío Cid. Además desde lejos se le veía venir pues tras el arreglo de pinrreles había adquirido una gran sensibilidad por lo que andaba como Chiquito de la Calzada.
Pertinaz en conseguir su objetivo, aunque contando más batallas que la guerra de los 100 años y teniendo más pamplinas que un mueble bar, en la mayoría de las ocasiones solo encontró más que amigos respuestas dignas de traducción, cómo: ¡ Me zúarcaraho!... ¡A mí me diguá!... ¿Sabeloquetedigono?... ¡ Tehquiarcarajo !
Su fama de insoportable fue adquiriendo tales dimensiones que hasta el ministro del interior lo quiso contratar para disolver manifestaciones.
Le dio por hacer obras de misericordia y comenzó por visitar a los enfermos hasta que le prohibieron por orden judicial la entrada al hospital, pues los pacientes en vez de curarse optaban por suicidarse.
Llegada la noche y envuelto en sus cartones bajo el cajero automático, hablaba consigo mismo y antes de dormir siempre rezaba "Jesusito de mi vida". Hasta que una noche Jesús se le presentó y sin mediar palabra le dijo:
-¡Ira Imán... déjame ya que me tienes hasta el INRI!... ¡POR NO DECIRTE HASTA EL NABO!... ¡hazte budista o musulmán y te vas a dar por culo a otro!
Se sintió decepcionado de la vida que le había tocado y en un acto de ira sacó el móvil de bolsillo, buscó en la agenda, marcó el 666 y tras larga conversación hizo un pacto con el diablo. A partir de ese instante se convirtió en Imán "El cabrón" y desde el mismo cajero se abrió una cuenta en Suiza.

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