MORIR
CON DIGNIDAD
Tengo una duda existencial
¿qué epitafio poner en mi tumba? y no es que yo tenga prisa en que esto ocurra,
más bien es por pura curiosidad e imaginarme que cara se le quedaría a los
visitantes de cementerios cuando lo ojeasen. Pues no me vais a negar que el
morbo nos va y cuando acompañamos a dar el último adiós a algún difunto no muy
cercano vamos leyendo todas las lápidas como si fuesen las páginas amarillas.
Nos fijamos sobre todo en los nombres raros y la edad a la cual fallecieron,
sobre todo para sacar la media y hacer un cálculo estimado de los almanaque que
nos quedan.
Para hacer un buen epitafio
lo primero sería obtener la información de la póliza del Ocaso, por ver si se
detalla tipo, tamaño y número de palabras que puede llevar el texto en la
lápida. Pues no debe de ser lo mismo que graben el Quijote a que te pongan
"Adiós carajote".
Que recargados te presentan
los catálogos de las funerarias... cruces, cristos y vírgenes ¡cuánta parafernalia!
-¿No tendrían algún San
Lucas de Frasca?
- no... ¡lo siento señor! desconocemos
al Santo.
-¡Pues no sabes lo que te
pierdes!
En más de una ocasión pensé
en dejar de pagar el recibo y donar mi cuerpo a la ciencia, pero me da la
impresión que para los futuros galenos puede ser una experiencia tan negativa
que abandonen la carrera, pues siendo sincero es que cuando me voy a duchar,
desnudo frente al espejo da asquito de verme.
Al final he decidido que me
quemen y sin muero con el azúcar alta que hagan garrapiñadas , pero que no me
tiren ni al mar ni al campo, mejor por la taza del water ya que es uno de los
sitios donde más hora he pasado y donde más alivio he sentido... ¡Eso sí!
respetad mis gafas y mi boina a las que les tengo gran estima.
Si por alguna cuestión no se
llevasen a cabo mis últimos deseos, me conformo con una puerta y un pomo de
donde pueda colgar un cartel como en los hoteles, que diga simplemente..."NO
MOLESTEN"
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