El
tabaco mata
Desayunando me dio la tos,
esa tos en la que la barriga comienza a bajar y subir espasmódicamente
convirtiendo tu cuerpo en un acordeón, los ojos parecen querer salir de las
órbitas y las lentillas se disparan quedando pegadas en la puerta del
frigorífico junto a los imanes que recuerdan tus últimos viajes, se te caen dos
lágrimas como huevos de avestruz y pringas de miasmas de pan con tomate a todo
aquel que se encuentre a menos de tres metros de tu alcance.
Para estos casos mi Santa
tiene preparada una sartén del diámetro de un sombrero mexicano, para freír
está en desuso desde que yo me la cargué fregándola con el estropajo de
aluminio pero como en mi casa somos partidarios del reciclaje en vez de tirarla
la colgamos de una alcayata ya que puede servir para jugar al pádel, de defensa
personal, para machacar ajos de treinta en treinta. Total que con tipex le
hemos puesto el mensaje de usar en caso de emergencia.
Viendo como le estaba
poniendo la cocina de salpicones, consideró que era un incidente de gravedad,
por lo que agarro el asidero de la sartén con ambas manos y golpeó mi espalda
en repetidas ocasiones hasta que dejé de toser gracias a que perdí el
conocimiento por la contundencia de los golpes.
Ella tras el
desfallecimiento lo primero que hizo fue untarme Trombocid en el espinazo para
tratar de borrar el hematoma, y a continuación me dio la vuelta y comenzó con la misma sartén a abanicarme
para que recuperase el aire (como podéis comprobar también se puede usar de
pay-pay)
No sé cuánto tiempo
permanecí inconsciente, pero al abrir los ojos lo primero que vi fue el filo de
la sartén paseando de un lado a otro a menos de un palmo de mi nariz, me
arrastré bajo la mesa de la cocina y me parapeté con las sillas y las banquetas.
He prometido que voy a dejar
de fumar, pero sin acupuntura, ni parches, ni hipnosis. Tengo que demostrar mi
capacidad mental y mi fuerza de voluntad.
Ya hace diez minutos que no
fumo y lo llevo bastante bien, aunque la camisa de fuerza da un poco de calor y
resulta un poco molesto escribir con la nariz.
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