martes, 2 de octubre de 2012


El tabaco mata

Desayunando me dio la tos, esa tos en la que la barriga comienza a bajar y subir espasmódicamente convirtiendo tu cuerpo en un acordeón, los ojos parecen querer salir de las órbitas y las lentillas se disparan quedando pegadas en la puerta del frigorífico junto a los imanes que recuerdan tus últimos viajes, se te caen dos lágrimas como huevos de avestruz y pringas de miasmas de pan con tomate a todo aquel que se encuentre a menos de tres metros de tu alcance.
Para estos casos mi Santa tiene preparada una sartén del diámetro de un sombrero mexicano, para freír está en desuso desde que yo me la cargué fregándola con el estropajo de aluminio pero como en mi casa somos partidarios del reciclaje en vez de tirarla la colgamos de una alcayata ya que puede servir para jugar al pádel, de defensa personal, para machacar ajos de treinta en treinta. Total que con tipex le hemos puesto el mensaje de usar en caso de emergencia.
Viendo como le estaba poniendo la cocina de salpicones, consideró que era un incidente de gravedad, por lo que agarro el asidero de la sartén con ambas manos y golpeó mi espalda en repetidas ocasiones hasta que dejé de toser gracias a que perdí el conocimiento por la contundencia de los golpes.
Ella tras el desfallecimiento lo primero que hizo fue untarme Trombocid en el espinazo para tratar de borrar el hematoma, y a continuación me dio la vuelta  y comenzó con la misma sartén a abanicarme para que recuperase el aire (como podéis comprobar también se puede usar de pay-pay)
No sé cuánto tiempo permanecí inconsciente, pero al abrir los ojos lo primero que vi fue el filo de la sartén paseando de un lado a otro a menos de un palmo de mi nariz, me arrastré bajo la mesa de la cocina y me parapeté con las sillas y las banquetas.
He prometido que voy a dejar de fumar, pero sin acupuntura, ni parches, ni hipnosis. Tengo que demostrar mi capacidad mental y mi fuerza de voluntad.
Ya hace diez minutos que no fumo y lo llevo bastante bien, aunque la camisa de fuerza da un poco de calor y resulta un poco molesto escribir con la nariz.

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