La dictadura gramatical
Jubilemos
la ortografía, terror del ser humano desde la cuna, enterremos las haches
rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más
uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer
lagrima donde diga lágrima ni confundirá revolver con revólver. Y que de
nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos
trajeron como si fueran dos y siempre sobra una (García Márquez)
La gramática es el
estudio de las reglas y principios que regulan el uso de las lenguas y la
organización de las palabras dentro de una oración. También se denomina
así al conjunto de reglas y principios que gobiernan el uso de un lenguaje muy
determinado; así, cada lengua tiene su propia gramática.
A la hora de escribir la
dictadura de la gramática te coacciona, te regula, te impone reglas, te
organiza y te gobierna. Es tanto el temor que se le tiene que la mayoría
terminan por enterrar su libertad escrita de expresión. ¿A mí de qué coño me
vale un texto pulcro con frases bien formadas como un disciplinado batallón, si
al instante de leerlo no me llega al corazón?
Yo en la lectura como en el
flamenco lo que busco es ese pellizco que te llegue al alma. ¡Que me importa
que el huevo no lleve H, mientras que este frito con aceite de oliva y su
pizquita de sal!
Los puristas, censores de la
palabra carecen de sentimientos y emociones ¿si no de donde cojones son capaces
de analizar un escrito sin detenerse en ver la pasión que el autor puso en él?
Imaginaros que a Camarón se
le hubiese prohibido cantar por no pronunciar un castellano correcto.
Hay que ser valiente y
lanzarse a la corriente, seguro que no te ahogas y lo que te salvará no será la
H intercalada, será el poder de las brazadas que te impulsen a la orilla y la
confianza en ti mismo.
Los guardianes de la
ortografía son sujetos al servicio de un gobierno que tienen sus pautas
marcadas para hacer las cosas más complicadas, al pueblo no se le puede
facilitar la comunicación, hay que mantenerlos sordos, mudos y ciegos. Hacer
que te avergüences de tu gramática es la mejor manera para que desistas de
escribir, nunca podrás expresar lo que
verdaderamente sientes. Si actúas así, ellos habrán ganado y nuestros corazones
quedaran huérfanos de ti.
(A mi hermano Quini y a tantos otros vecinos, por tirarse de
cabeza desde el acantilado de Puntales City)
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