sábado, 1 de septiembre de 2012


Es más sabio el diablo... por que fue al colegio

¿Cuándo se puede notar que nos hacemos viejos?
1.   ¿Si se nos arruga el pellejo?
2.   ¿Si necesitamos gafas para leer?
3.   ¿Si nos salen canas?
4.   ¿Si se nos cae el pelo?
5.   ¿Si con la barriga no nos vemos los hue...?
Aunque cometa un error yo contestaría a todo esto que no, para mí tanto la juventud como la vejez solo se trata de un estado de ánimo. Es más fácil distinguir la senectud en una conversación que en el carnet de identidad... ¿quién no ha conocido a un joven de 80 años y a un viejo de 30? todo es cuestión de mentalidad.
Los relevos generacionales no pueden ser comparables... ¡Perdón! sí pueden ser comparables lo que no pueden ser medibles.
Creo que mi vejez comenzó al dar mi primer consejo, pues es una forma de tomar la ruta donde comienzas a creerte con la verdad absoluta. Cuánta razón tenía Benedetti cuando decía: - No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable.
Aunque el futuro se nos presente crudo no debemos tirar la toalla, del pesimismo al suicido solo nos separa una raya marcada en la arena, dejad pasad el tiempo y veréis como con la marea llega hasta la orilla una ola joven con fuerza para borrarla.
Es la añoranza lo que nos hace ver de nuestra infancia un paraíso perdido, y borramos de nuestras mentes de manera inconsciente que dicho Edén estuvo a veces más cercano al infierno de lo que ahora recordamos... ¡por lo menos al purgatorio! Sin embargo no nos cortamos ni un pelo para hacer de nuestra veteranía un privilegio y sin sentido ni complejo gritar a los cuatro vientos que los jóvenes de hoy en día son violentos y faltos de moral.
Hay en muchos aspectos que ya va siendo hora de dejarnos en parte educar por nuestros hijos, dejemos que se abran nuestras mentes pues si nos seguimos basando en que "la veteranía es un grado" mal vamos encaminados.
Todos tenemos algo que enseñar y algo que aprender... menos de Mariculo Rajoy (a no ser que quieras ser sastre)




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