jueves, 5 de julio de 2012


El Amor de Dios

"Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor" (1 Juan 4: 8).
Al Rvdmo. Sr. Obispo de Alcalá de Henares:
Permítame que me dirija a usted con la mayor humildad ya que no soy docto en religiones ni conocimientos, pero lo que sí le puedo asegurar  es que no me faltan sentimientos ni falta de humanidad para discrepar de su tan famosa homilía.
Como verá he iniciado esta carta con un versículo del apóstol S. Juan, y según su creencia este pescador es designado cómo "el discípulo amado de Jesús". Con esto no quiero decir que entre Jesús y Juan hubiese una relación homosexual, simplemente me baso en las palabras del Nuevo Testamento. Pero lo que me diferencia con su Reverendísima es que a mí me da igual con quien se acueste cada quién y si Jesús era gay ¡bendito sean sus cojones!
Juan dice "amémonos unos a los otros", y por muchas vueltas que le doy al texto no encuentro donde dice que el amor tiene que ser entre sexos diferentes. Lo que sí tengo claro es que para él, su Dios era el AMOR, mientras que el dios que usted maneja es el asusta viejas que bajo su túnica tapa el abuso, el crimen y la pederastia.
D. Juan Antonio Reig Pla, habla usted que determinadas ideologías incitan a la homosexualidad y que esta a su vez es motivo de corrupción y prostitución. Le puedo asegurar que las ideologías más corruptas son las más cercanas a su persona y cuando hable de prostitución recuerde que según las sagradas escrituras Jesucristo no permitió que se apedrease a María Magdalena y permaneció con ella hasta el último momento.
Yo cuando encuentro un amigo no le pido un certificado de penales, ni le pregunto su tendencia sexual. Me sobra y me basta con que sea buena gente. Sé que usted mi opinión se la pasa por debajo de la sotana y que seguirá apoyando a su santidad... ¡sí! a ese que calza zapatos tintados de rojos que cuestan un dineral, tinte rojos cómo roja es sangre de los mueren de hambre mientras ustedes nadáis en la abundancia, cómo los que mueren de SIDA mientras que usted desaprueba el uso del condón alegando que el sexo por placer es pecado.
No me hable de inmoralidades cuando desde el Vaticano se les facilitó la huída a nazis asesinos que exterminaron a miles de personas, cuando paseáis bajo palio junto a tiranos regalándoles vuestras bendiciones. Que grande serían las religiones si hubiese más Teresas de Calcuta y menos hijos de puta (con los mayores respetos para su madre)
Nunca pensé responder a esa bazofia que usó como homilía hace ya algunos meses, pero cuando veo casos de homofobia su discurso me viene a la memoria y me tocan mis santos cojones.
Por último le diré que ser heterosexual u homosexual en ninguno de los casos se trata de una enfermedad, pero ser un obispo como usted le puedo asegurar que es una auténtica canallada.
NOTA: Hoy en mi muro apareció la fotografía de un mensaje anónimo y amenazante que un vecino había lanzado bajo la puerta de otro para decirle que quitase del balcón la bandera multicolor. Esto me cabreó ya que tengo amigos homosexuales a los que quiero un montón.

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