¡ANDE
YO CALIENTE Y RÍASE LA GENTE!
Sé que me expongo a las
críticas cuando me ven aparecer con la cámara a cuestas llegar a la Plazoleta,
e incluso muchos dirán: -¿Dónde irá este tonto?
Quizás hasta lleven razón,
ya que desde fuera se ven las cosas de distinta manera y no seré yo el que les
contradiga ¿Qué les voy a decir?
Es difícil explicar el
pellizco nervioso que siento en la boca del estomago cuando entro en Puntales…
¿el por qué? Ni yo mismo lo sé, es la misma sensación que cuando me presentaba
a un examen, y no lo entiendo por qué me pasa... si haciendo esto ni busco el
aprobado ni le temo al suspenso.
¿Será por las emociones que concibo
charlando con mis vecinos? son ellos los que me cuentan y yo me limito a
escuchar tratando de ponerme al día para recuperar los años perdidos. Me codeo
con ángeles y demonios sin miedo a que me contagien bondades ni maldades, a mi
edad ya estoy vacunado contra todo. Tampoco soy quién para juzgarlos, ni tan
siquiera diría aquello de:-¡Y el que esté libre de pecados que tire la primera
piedra!... no le suceda a más de uno que por creerse santo quiebren la cabeza
del prójimo o les venga de rebote y se descalabren ellos mismo por carajote.
Los deseos materiales son
simples banalidades que vuelan cuando se obtienen, y lo que creíamos cómo un goce
supremo al poco tiempo de tenerlo en nuestras manos vemos qué: -¡Bueno… no está mal! y nos quedamos con cara de memo,
descubriendo y aceptando que aquello que tanto deseábamos por el hecho de
poseerlo ya nos aburre, resulta que perdió el encanto.
Es el magia de aquellas
pequeñas cosas lo que más nos aporta y satisfacen, pero por lo general no se
trata de algo material e incluso para que sea perdurable no cabría ni tan
siquiera que rozase lo carnal.
El amor, el cariño, la
amistad… ¿son perfectos? Es indudable que NO, pero esas imperfecciones son las
que aumentan su valor.
Esto es lo que me enamora de
Puntales, sus defectos y su aire a pueblo que lo hace totalmente humano.
Soy un simple observador, no
voy de predicador aunque mi amigo Lucas me llame Maestro… ¿veis lo que os digo?
Con eso sí que se me cae la baba, con haber encontrado a un aliado como el Gran
Lucas… y aun me parece una broma del destino que sin apenas vernos nos hayamos
conocido. Y no creo errar cuando os digo que somos dos tipos transparentes,
como los camarones vivos.
Cuanta mentira hay en ese
refrán que con índole moralizante nos dice:- ¡Dimes con quién andas y te diré quién
eres!...
Amigo no te dejes llevar por
las apariencias que más bolsillos para robar dinero tienen un traje que un
pantalón vaquero.
Aunque más daño haga una
mala lengua que una daga, seguiré bajando al Barrio cada vez que me venga en
gana, pues recibir un abrazo sincero eso no tiene precio y es con lo que me
quedo.
Prefiero tropezar cientos de
veces en la misma piedra que desconfiar siempre de la palabra amistad, es
sinónimo de afecto, apego y con esto es suficiente. Pienso que tener un amigo
no es tener un siamés, la amistad siempre perdura más allá de la distancia y el
tiempo.
No es la amistad algo contra
lo que tengamos que parapetarnos, simplemente es que somos retorcidos.
¿Sabéis lo que os digo?...
Mua, mua y mua para los que me consideréis un amigo.
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