domingo, 19 de enero de 2014

EL FEO DURMIENTE

De ayer a hoy han pasado cuarenta años a la espera de esa princesa encantada que me despertara con un dulce beso, al parecer se quedó en el banco de la estación sin atreverse a subir al tren y más cuando le enseñaron una foto mía de carné. También pudo suceder que ese besuqueo endulzado se le prohibiera por prescripción médica debido a mi elevado nivel de azúcar en sangre.
No me despertaron los arrumacos principescos pero si el golpear de la puerta de la azotea que alguien la dejó abierta y con los soplidos de Eolo  cualquiera no se despertaba... ¡con beso o si él!
Una vez que llegó la mañana y a pesar del temporal me acerqué a aquel humedal para capturar las ranas, cuanta ha sido mi desilusión cuando vi con mis propios ojos como charcas, juncos, vinagretas, vías y casetas han quedado sepultadas bajo toneladas de asfalto y hormigón, del campo de Aviación ya solo queda el nombre de una calle en un barrio invasor que ahora llaman Loreto, lo único bueno es que ya no me siento tan discriminado pues la mayor parte de mi generación golpean tan mal el balón como antes lo hacía yo y mis hermanos seguro que ya no meten un gol ni al arcoíris.
Según como veo el panorama el regreso al futuro no tiene mucho aliciente, pues la mayoría de las gentes se han sentado en el mismo banco de mi princesa para ver llegar el tren y despedirlo pañuelo en mano soltando una lagrimita. Solo espero que prenda una llama joven que haga como en "GAMONAL" arder los listones de los bancos de la estación y para no quemarse el culo ponga en pie al personal, pero que no griten ¡FUEGO!... más bien los invitaría a que alzaran la voz para que el maquinista se entere de que están "HASTA LOS HUEVOS" y así pare el tren y los invite a subir para intentar sacar a este país de este fangal de corrupción donde se tratan de matar a la mejor generación que la clase obrera creó con el mayor de los sacrificios.
Dedicado a mi barrio (Puntales) y a mis adolescentes amigos de Candelaria- Inst.Columela (daros todos por aludidos, y en especial a Paco Monroy que gracias al Facebook tras treinta años nos hemos reencontrados)



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